Se llamaba Rubén Humberto Southwell y tenía 29 años. Nació en la ciudad de Ranchos, provincia de Buenos Aires. En su familia le decían “Pinocho”. Sin embargo, los compañeros de fábrica lo recuerdan como “Hueso” o “el Inglés”. De pequeño se mudó a una casa en Villa Rubencito, Ensenada. A los 15 años, se mudó al barrio arroyo Doña Flora, donde conoció a quien sería su esposa, Olga. Tuvieron 2 hijos, Andrea y Diego. Rubén trabajó de pintor, albañil, y electricista hasta 1970, cuando ingresó a Propulsora Siderúrgica. En Propulsora comenzó a participar activamente en la vida sindical de la fábrica como delegado de planta. En los meses previos al golpe, era delegado del sector mantenimiento e integrante de la Comisión Interna y había participado de las reuniones con las autoridades empresariales. También militaba en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). En junio de 1976, debido a las amenazas que recibía, renunció a Propulsora. Luego abrió una verdulería en la calle Horacio Cestino nº 512, que atendía junto a su esposa. El 7 de diciembre de 1976, alrededor de las ocho de la noche, unos siete u ocho hombres encapuchados y armados con ametralladoras llegaron a la verdulería en un auto Falcon y se lo llevaron en el baúl. De inmediato al secuestro, Olga empezó a buscar a su esposo, pero sin encontrar respuestas. Esa misma noche, también fueron secuestrados Rubén Omar Padín, que trabajaba en el taller mecánico y era delegado, junto a su compañero de trabajo y compadre, Miguel Casajus. Rubén Southwell continúa desaparecido y su caso aguarda justicia.